Las autoridades ambientales uruguayas justificaron en el Parlamento con argumentos inconsistentes la determinación de la empresa UPM de instalar su nueva planta de celulosa en el curso medio del Río Negro.
Víctor L. Bacchetta (en Sudestada, 7/7/2018)
El subsecretario del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma), Jorge Rucks, y el director de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dianama), Alejandro Nario, concurrieron, el 13 de junio pasado, a la Comisión de Industria, Energía y Minería de la Cámara de Diputados para informar sobre la contaminación del Río Negro y el posible impacto de la nueva planta de UPM.
Los miembros de la comisión parlamentaria querían conocer los estudios de impacto ambiental del gobierno que llevaron a aprobar la Viabilidad Ambiental de Localización de la planta «en un tiempo récord en una cuenca de menor caudal, ya contaminada, para una planta del doble de producción de la instalada sobre el Río Uruguay», según planteó el colorado diputado Walter Verri. Los legisladores también solicitaron información sobre los estudios técnicos que fueron manejados entre la empresa y el Poder Ejecutivo sobre el impacto de esa planta de celulosa sobre el Río Negro.
«Durante un período bastante extenso ellos (UPM) dijeron que pensaban localizarse sobre el Río Negro, pero no definieron el lugar específico hasta el momento en que identificaron el predio y dijeron: ‘Vamos a estar aquí’«, explicó Rucks. El subsecretario agregó que las conclusiones de la empresa resultaron «tranquilizadoras» (sic) porque el lugar elegido es la mejor localización posible de la planta sobre el río.
De las explicaciones de las autoridades ambientales se desprende claramente que las negociaciones estuvieron pendientes de las decisiones de UPM y las diferentes áreas del gobierno se adaptaron a las mismas a posteriori. En la comisión parlamentaria, Rucks y Nario expusieron las razones por las cuales la localización de la planta de celulosa frente a Paso de los Toros sería la más apropiada.
Relativizando las condiciones del río
Al explicar el estado actual de las aguas del Río Negro, el subsecretario del Mvotma procuró relativizar la gravedad del problema comparándolo con lo que sucede en los países vecinos y también con otras cuencas de nuestro país.
«El fósforo es el nutriente más preocupante y es un tema generalizado en todo el sur de América; el mismo problema de los cursos de agua con niveles de fósforo superiores a los óptimos. Tanto en Argentina como en Brasil, como en nuestros cuerpos de agua, el fósforo tiene una presencia importante, por encima de lo que sería óptimo para asegurar la calidad del agua», dijo Rucks.
Agregó que «si uno compara la presencia de fósforo en esta cuenca con la cuenca del Santa Lucía o con otras, advierte que el Río Negro está muy por debajo en general; hay comportamientos diferenciales a lo largo de todo el río, pero está por debajo de otras cuencas que tienen un uso más intensivo».
A continuación, el funcionario identificó las fuentes de la contaminación y señaló que el Río Negro entra al país con un alto nivel de fósforo y nitrógeno: «El Río Negro nace en Brasil, donde tiene un área de un 9% y todo el resto está en Uruguay. Esa pequeña parte es muy importante porque juega un rol destacado en la calidad del agua que nos llega desde Brasil» dijo Rucks, para sostener que «la cuenca alta determina el comportamiento general del río, dándose las situaciones más complicadas con relación a la presencia de fósforo y nitrógeno».
Ya dentro de Uruguay, la calidad del agua mejora en la cuenca media. «Es una zona ganadera más extensiva, con pequeñas explotaciones agrícolas. Por lo tanto, hay un uso diferencial de los agroquímicos en relación a la cuenca alta, lo cual no quiere decir que no se utilicen», explicó el subsecretario. Pero la contaminación aumenta aguas abajo, por la presencia de los embalses y de la ciudad de Mercedes.
«Si en algún momento hubo que tomar definiciones en diálogo con la empresa con relación a la localización sobre el Río Negro, parecía claro que había una zona que tenía mejores condiciones», dijo Rucks ante los diputados dando a entender que las autoridades ambientales aprobaron la localización de la planta de celulosa en la cuenca media porque allí el río estaría mejor.
El razonamiento oficial es sorprendente, porque el río sigue su curso y si autorizan un mayor vertido de contaminantes en el medio, eso quiere decir que la situación en la desembocadura, ya problemática, será mucho peor. Además, esa no fue la razón por la cual UPM eligió ese lugar para la instalación de su planta.
Minimizando los aportes de la planta
Para justificar los aportes contaminantes de la planta de celulosa en esa zona del Río Negro, las autoridades recurren a modelos de análisis y a cifras de los vertidos que no se compadecen con los estudios sobre el comportamiento del río.
«Reitero que en la zona central y media la calidad del agua y la presencia del fósforo es menor», enfatizó el viceministro. «Esta es la situación general -agregó Rucks-. Hay situaciones de eutrofización y producciones algales, y muchas veces en las zonas de las presas, donde se retiene el agua, se producen situaciones particulares, pero no son generales». ¿Cuál es la validez técnica de esta afirmación?
El hecho que el Río Negro contenga tres grandes represas y que el lugar elegido por UPM para la instalación de su planta de celulosa sea en uno de esos embalses – el situado entre las presas de Rincón del Bonete y Baygorria – no permite tratarlos como situaciones particulares.
El investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, Luis Aubriot, explicó en diálogo con Sudestada que ese enfoque es «un punto de vista muy ingenieril, tomando al río como si fuera un canal homogéneo, pero el Río Negro tiene muchas ramificaciones, sobre todo los embalses son muy heterogéneos, diferentes niveles de retención del agua y tiempo de residencia. Posiblemente los aportes de la empresa se concentren en algunos brazos y algunas zonas donde se generen explosiones de cianobacterias».
Al exponer a los legisladores cuál sería el aporte de los efluentes de la planta de UPM, el director de la Dinama lo vinculó con el nivel de contaminación existente: «en cargas medias los valores que manejamos siempre son inferiores al 5% ‑ para no hablarles de 2% o 3% y brindarles un valor seguro ‑, o sea que el aporte que haría la planta siempre va a estar por debajo del 5% del aporte del resto de la cuenca».
El argumento central para justificar la autorización ambiental es que la planta de UPM solo agregaría un poco más al estado actual del río. «Lo que quisimos mostrar con la situación de base es lo que significan los aportes de fósforo y de nitrógeno del sector agropecuario al Río Negro. El aporte de la planta cuando lo estudiamos es infinitamente menor, es marginal«, concluyó Rucks en la comisión.
«No se puede afirmar alegremente que será un aporte de un 3% en forma permanente. Eso es solo a nivel estadístico, a las cianobacterias no les interesan las estadísticas y las escalas anuales», aseguró Aubriot.
«Las cianobacterias no se manejan a escalas anuales, sino a escalas diarias. La cuestión es cuánto tiempo estará el caudal del río por debajo de su nivel medio, por sequía, etc., cuánto representará la contaminación y qué efecto puede tener en las cianobacterias», agregó el investigador.
Decir que solo se agrega una pequeña porción al grado de contaminación existente es un argumento utilizado en forma reiterada desde la instalación de la planta de celulosa de Botnia en el Río Uruguay y cada vez que aparece un nuevo proyecto. Es claro que, de esta manera, se contribuye a agravar la situación, no a mejorarla.
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