Planta de Efice posterga el cierre hasta 2025

Presentación del Proyecto Omega de Efice en 2016.

Con un control cuasi monopólico del mercado público y privado, Efice ha dilatado la producción de cloro y soda cáustica con mercurio hasta el plazo final que establece el Convenio de Minamata.

Víctor L. Bacchetta, en Sudestada 27/4/2020.

Efice es un ejemplo paradigmático de esas empresas con un nicho de negocio que, en connivencia con sectores de la administración y de los gobiernos, sean del color que sean, ha conservado una posición dominante o monopólica y consiguió arrinconar a la competencia que se le pudiera presentar. Así lo hizo a la luz pública en los últimos años pero, como suele decirse, ¿quién le pone el cascabel al gato?

“Efice fue durante décadas un proveedor monopólico. Le vendía a OSE al precio que le parecía», admitió a fines de marzo el ex presidente Milton Machado, poco antes de dejar el cargo que ocupó por 10 años sin que cambiara esa situación. Machado le dio, tardíamente, la razón al entonces diputado colorado Germán Cardoso, quien en la interpelación realizada, en abril de 2019, denunció las irregularidades del organismo.

En esa ocasión, Machado justificó la decisión del directorio en 2012 que declaró nula la licitación para una planta de producción de cloro, alegando que la oferta triplicaba el costo previsto. Pero el ex vice presidente de entonces, Daoiz Uriarte, aclaró que la propuesta era un 25% más barata que la previsión del organismo y que, con lo que ahorraba, OSE podría contar hoy con más de dos plantas similares.

“Es normal en cualquier mercado en el que aparece una competencia. En particular esta gente manejó la competencia de una forma muy agresiva y muy sucia. Lo que hizo Efice fue defender su mercado y sus clientes», declaró la última semana al semanario Búsqueda el dueño de Efice, Néstor Gómez Alcorta, para justificar la estrategia de “dumping” que aplicó contra sus rivales en los últimos años.

“Dumping”, del inglés, significa venta a pérdida o competencia desleal que consiste en la práctica empresarial de vender por debajo del precio normal o a precios inferiores al costo con el fin de eliminar a la competencia y adueñarse del mercado. Esto es lo que hizo exactamente Efice frente a dos empresas que le disputaron la exclusividad de las ventas a OSE y el mercado de cloro, soda cáustica y sus derivados.

Curiosamente, Gómez Alcorta sale públicamente a calificar de “muy agresiva y muy sucia” la actitud de sus competidores cuando la que está acusada formalmente es Efice. La Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia está investigando la denuncia presentada por Alliance según la cual Efice y el “pool” de empresas que manejan el mercado interno están incurriendo en el abuso de posición dominante.

La aparición de Alliance y Habilis, la primera produciendo cloro y soda cáustica sin mercurio en Uruguay y la segunda importando cloro desde Estados Unidos, puso en evidencia los precios abusivos de Efice. Pero Gómez Alcorta sigue alegando que sus precios son los más bajos, comparándolos con el costo de importar el cloro desde otros países, soslayando que lo más caro es el transporte, no el producto.

La forma como Efice practicó el «dumping» con Habilis.

Alliance inició la producción sin mercurio en el año 2017 con una tecnología existente desde 1970, adaptada por técnicos uruguayos a plantas pequeñas. La guerra desatada por Efice, que bajó sus precios hasta la octava parte, le obstaculizó las ventas pero no la eliminó. “Alliance se mantuvo exportando e incluso se amplió, pudiendo abastecer el 100% del mercado nacional”, informaron sus directivos a Sudestada.

En la actual pandemia, Efice sugirió a OSE duplicar el uso de cloro y ofreció donar por un mes la cantidad adicional, pero el organismo respondió que no era necesario y que sería mejor que sus precios fueran razonables. La constante presencia publicitaria de Efice no solo encubre sus prácticas comerciales monopólicas sino también sus dilatorias para poner fin al uso de una tecnología altamente tóxica.

El legado ambiental de Efice

En la última semana, Gómez Alcorta admitió que Efice no cumplirá la intimación de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) para reconvertir la tecnología de su planta en 2021, algo evidente a esta altura. Pero planteó solo como “aspiración”, sin dar seguridades, hacerlo antes de 2025, el plazo final del Convenio de Minamata firmado por Uruguay para cerrar este tipo de industrias contaminantes.

Desde 1959, Efice produce cloro y soda cáustica por electrólisis usando un cátodo de mercurio. En este proceso, una parte del metal se reutiliza y la otra se escapa en la forma de gases, efluentes, residuos sólidos y trazas en la soda resultante. Una vez en el ambiente, el mercurio suele transformarse en compuestos orgánicos mucho más tóxicos que afectan al sistema nervioso, hígado y riñones del ser humano.

Entre 1959 y 1992, Efice descargó sus desechos en el predio vecino a la planta al sur de la ruta 1, parte del cual es un humedal. La zona quedó altamente contaminada y la Dinama ordenó en 2017 prohibir con un cerco el paso de animales y personas. Desde 1992, Efice comenzó a tratar los efluentes y guardar los desechos sólidos en tarrinas que, a partir de 2015, lleva al depósito de residuos industriales peligrosos.

Electrolificador con tecnología de membrana.

De todas maneras, el mayor problema ambiental es la propia planta industrial, que no es adaptable a las nuevas tecnologías sin mercurio. La clausura de las instalaciones actuales es un procedimiento complejo que requiere una evaluación específica del impacto ambiental para la limpieza y disposición final de 22 celdas electrolíticas y equipos, edificaciones, suelos y demás elementos contaminados con el metal.

En 2011 Efice presentó el proyecto para cerrar la vieja planta y pasar a producir con tecnología de membrana en cinco años. Por problemas administrativos en 2014, el proyecto quedó en suspenso por un año. En 2015, la Dinama le solicitó un Plan de Desmantelamiento detallado, Efice alegó dificultades de información y ausencia de experiencia en el país, hasta que entregó la respuesta un año después.

En julio de 2016, en vista de la ratificación por Uruguay del Convenio de Minamata, la Dinama intimó a Efice a que la producción con tecnología de mercurio “deberá cesar en un plazo máximo de 5 años”. Uruguay fue uno de los impulsores y el segundo en ratificar, con apoyo de todos los partidos, este acuerdo por el cual en 2025 deberán haber cerrado todas las plantas productoras de cloro con mercurio.

En noviembre de ese año, Efice realizó una presentación espectacular del Proyecto Omega. Era el mismo proyecto de 2011, no tenía autorización ambiental y tampoco había obtenido financiamiento, a pesar de tener las máximas exenciones tributarias. Alegando que no podía detener la producción con mercurio mientras no instalara la nueva tecnología, Efice siguió postergando el cierre de la planta actual.

En enero de 2019, un decreto del gobierno de Tabaré Vázquez prohibió, a partir de seis meses, la importación, fabricación o armado de lámparas fluorescentes y de vapor, termómetros y medidores de presión arterial y, a partir de un año, la venta de esos artículos en el país. La planta de Efice y sus productos, responsable por el 82% de las emisiones industriales de mercurio, salió indemne de ese decreto.

El plazo de la Dinama ya quedó atrás, Gómez Alcorta no deja de mostrarse optimista, pero de hecho llegó hasta la fecha límite del Convenio. Si Efice comunicara en 2025 que no consiguió los apoyos alegados, la planta del kilómetro 25 de la ruta 1 deberá cerrar y ¿quién se hará cargo de la pesada herencia ambiental? Si el estado no toma providencias, es obvio que el pasivo lo pagaremos todos los uruguayos.