Al alto consumo de agua de la nueva planta de celulosa proyectada por UPM, que se propone recurrir al Acuífero Guaraní, el Río Negro y dos embalses, se agrega la descarga posterior de sus efluentes.
Víctor L. Bacchetta (en Sudestada)
El Proyecto Planta de Celulosa Paso de los Toros de la empresa UPM obtuvo en tiempo record la autorización de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) para instalarse al norte del departamento de Durazno. Tanto el gobierno municipal como la Dinama ignoraron el procedimiento previsto en la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible para este tipo de decisiones.
Los dos factores claves de la localización del proyecto en ese lugar son la cercanía de las plantaciones de eucaliptos que suministrarían la materia prima para la producción de celulosa y la disponibilidad de agua en la zona situada cuatro kilómetros al oeste de Pueblo Centenario, a orillas del Río Negro, sobre el embalse contenido entre las represas de Rincón del Bonete, al este, y de Baygorria, al oeste.
Tres fuentes de agua
La ejecución del proyecto se subdivide en dos fases perfectamente diferenciadas: la primera, la construcción de la planta industrial y sus complementos (la planta química, la toma y planta de agua, la planta de tratamiento de efluentes, el sitio de disposición final de residuos sólidos y la caldera de biomasa) y la segunda, la operación del complejo industrial para la producción de celulosa.
En ambas fases son requeridos grandes volúmenes de agua, pero existe una gran diferencia entre el consumo de la primera y la segunda.
En la construcción, de acuerdo con el informe de la consultora EIA (Estudio Ingeniería Ambiental) presentado a la Dinama, UPM «estima que el consumo de agua podría alcanzar del orden de 20 m3/h (metros cúbicos por hora) para servicios al personal y de 300 m3/día (metros cúbicos por día) para otros usos». Consumiría entonces un total de 32,5 metros cúbicos de agua por hora en la primera fase.
Para esta fase, UPM propone en primera instancia utilizar agua del subsuelo y solo recurrir al Río Negro si aquella fuente no fuera suficiente para abastecerse. «Si el suministro de agua se realiza solamente por medio de agua subterránea no será necesario», expresa la consultora EIA. La planta de celulosa se situaría al sur del Acuífero Tacuarembó, porción uruguaya del Acuífero Guaraní.
El Sistema Acuífero Guaraní (SAG), compartido con Argentina, Brasil y Paraguay, es uno de los mayores reservorios de agua del planeta, con 1:090.000 km2 (kilómetros cuadrados) de extensión. En Uruguay el SAG ocupa el 23% de la superficie del país, un área de 40.000 km2. El SAG es una red de acuíferos con características variadas de profundidad y capacidad de suministro de agua según la zona.
El informe de UPM sostiene que en ese lugar, «se trataría de un acuífero fisurado de productividad muy baja, con importancia hidrogeológica relativa media a pequeña». Es claro entonces que la empresa utilizaría el agua subterránea del lugar y, si no le alcanza, la completaría con agua del Río Negro. Con esto cubriría el consumo de la construcción, pero no le alcanzaría para la fase siguiente.
En efecto, UPM estima en la operación de la planta un consumo diario de 125.000 metros cúbicos de agua. Equivale a 5.200 metros cúbicos por hora, 160 veces el requerido en la fase de construcción. De ahí que la empresa no deje dudas de que la fuente principal de suministro de agua para la planta de celulosa deban ser el Río Negro y sus embalses, aunque luego procura minimizar los efectos.
En síntesis, UPM utilizaría el agua del Acuífero Guaraní en la zona pero, si no le es suficiente, recurrirá al Río Negro y, como el flujo natural del río puede no alcanzarle para la operación de la planta, se apoyará finalmente en los embalses de Baygorria y Rincón del Bonete. Como estamos en Uruguay, toda esa agua es gratis.
Acomodando los datos
Al analizar los posibles impactos de los efluentes de la planta, EIA reconoce que la situación del Río Negro es preocupante. «El aspecto más relevante en cuanto a los aportes está asociado a la contaminación eutrófica, en cuanto al aporte de fósforo que se realizará, principal factor limitante en el crecimiento de algas», dice.
En el párrafo siguiente, reafirma que «Existe una preocupación por el estado trófico de los embalses dado que, actualmente, las concentraciones de fósforo exceden los estándares de calidad de agua (estándar de Fósforo Total para agua de Clase 3 es 25 μg/L, y se han medido valores promedio de 90 μg/L)». Sin embargo, la última cifra ya no coincide con los valores de los estudios realizados por la Dinama.
Luego de esas afirmaciones coincidentes con el conocimiento público sobre el estado del Río Negro, EIA pasa a minimizar el impacto que tendría la planta. Para ello, pone en duda los estudios oficiales realizados hasta la actualidad.
«De hecho -afirma la consultora de UPM-, las clasificaciones de nivel trófico del embalse de Baygorria se hacen en base a concentraciones de fósforo, a pesar de que no está probado que éste sea el factor limitante en este caso. Por tanto, si bien la preocupación es atendible, es necesario un estudio más profundo para afirmar la situación real de cuerpo de agua y la significancia del aporte».
¿Quién puede negarse a estudiar? Es un argumento habitual cuando se busca esconder los impactos de una intervención. Y luego empieza el maquillaje.
Por lo pronto, el valor promedio del fósforo en el río medido por la Dinama es de 130 µg/l (microgramos por litro), bastante mayor que el manejado por UPM. Según el «Plan para monitoreo del Río Negro. Informe de datos de calidad del agua», de abril de 2015, «El promedio anual de fosfato total en 2014 es el mismo que el del quinquenio precedente, de 0.13 mg/l», cinco veces por arriba de la norma.
Al mismo tiempo, la empresa subvalora la cantidad de fósforo transportada por los efluentes diciendo que «la carga de aporte máxima promedio mensual de fósforo podría ser de 150 kg/d (kilogramos por día) de Fósforo Total, lo que deberá ser evaluado específicamente para poder determinar significancia» (sic).
En el mismo informe, UPM expresa que la concentración de fósforo del efluente «en condiciones normales» sería menor a 1 (un) mg/L (miligramo por litro), pero agrega que tendrá una «concentración máxima de referencia» de 2 mg/L y que «En ningún caso podrá ser superado el estándar de concentración máxima permitida de 5 mg/L». ¿Cuál es el valor razonable a tomar para calcular el aporte del efluente al río?
Sabiendo que la planta se excede a veces del máximo permitido, como ha registrado la Dinama con la planta de UPM en Fray Bentos, el valor a tomar debe ser de 2 mg/L. Entonces, la carga de aporte máxima promedio mensual de fósforo al Río Negro de los 106.500 metros cúbicos de efluentes podría ser de 213 kg/d (kilogramos por día) de Fósforo Total y no los 150 kg/d referidos por la empresa en su informe.
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